Por qué las mujeres son infieles - VICE
Resumen para los que no quieran leer el artículo :
- ellas son pilinguis.
- ellos polígamos, si no no irían al burdel a estar con la misma.
- los gays tiene cerebro de mujer por lo tanto son pilinguis
- las lesbianas tienen cerebro de hombre por lo tanto son polígamas.
La idea de que, a diferencia del hombre, la monogamia es un estado natural para la mujer, es una creencia muy extendida. Mucha gente se aferra a la narrativa de que cada sesso tiene una “configuración” distinta, lo que ha hecho que las mujeres hayan evolucionado hacia la monogamia y los hombres, hacia la promiscuidad.
aportan una perspectiva provocativa basada en los últimos estudios de investigación y en entrevistas con expertos en sexualidad humana, con la que busca hacernos reflexionar sobre las mujeres y el sesso. Asimismo, aclara una serie de falsas creencias respecto a la sexualidad femenina, como las razones por las que las mujeres son infieles.
VICE:UNTRUE trata, sobre todo, de la infidelidad de la mujer. ¿Por qué decidiste escribir un libro sobre este tema?
Wednesday Martin: A los veintitantos años, yo misma me consideraba un desastre para mantener relaciones monógamas. Una vez casada —muy felizmente, debo decir—, me sorprendía mí misma
¿Vamos a estar bien mi marido y yo siendo monógamos para siempre? ¿Cómo lo gestionan otras parejas? ¿Cuál es la prehistoria evolutiva de los vínculos de pareja —y, concretamente, de la sexualidad femenina— y qué puede esta revelarme acerca de las dudas que me planteo ahora? Había, por tanto, un componente personal. Por otra parte, en mi trabajo siempre me han atraído las mujeres que suelen ser objeto de repruebo en nuestra cultura, y la adúltera es una de ellas, sin duda.
"Entre la población de veintitantos años, los casos de infidelidad en mujeres casadas superan a los de los hombres"
Algunas fuentes sugieren que un 13 por ciento de las mujeres ha sido infiel a sus cónyuges. Otras estadísticas sitúan la cifra de mujeres que admiten haber sido infieles en un 50 por ciento. Me sorprendió descubrir que, entre la población de veintitantos años, los casos de infidelidad en mujeres casadas superan a los de los hombres. Por otro lado, varios estudios llevados a cabo en EUA revelan que los índices de infidelidad de hombres y mujeres están mucho más igualados de lo que cabría esperar.
En EUA, se ha aceptado la idea de que las mujeres son infieles porque buscan “intimidad emocional”. Sin embargo, numerosas investigaciones llevadas a cabo por expertos, entre ellos Alicia Walker, indican que son muchas las mujeres que ponen los cuernos por la misma razón que los hombres: el sesso. Al menos las mujeres a las que observé y con las que hablé en fiestas sensuales no estaban ahí para buscar un vínculo emocional. “He venido para disfrutar del sesso sin compromisos”, me decían. Debemos tener en cuenta esta realidad cuando hablemos de sexualidad femenina y seguir aprendiendo de ella.
“Las relaciones duraderas son especialmente incompatibles con el deseo femenino”
¿Qué otras falsas creencias ampliamente extendidas sobre la infidelidad femenina hay?
Se tiende a pensar que las mujeres no “irán por el mal camino” si son felices con sus parejas. Sin embargo, más de un tercio de las participantes de un estudio que habían cometido una infidelidad aseguraban sentirse “felices” o “muy felices” en su matrimonio. La creencia general es que las mujeres son más caseras y necesitan ese entorno hogareño para sentirse sexualmente estimuladas.
Pero Cynthia Graham y sus compañeros descubrieron que la cifra de mujeres que aseguraban haber perdido el interés por practicar sesso en su relación pasado un año duplicaba la de los hombres. En lugar de suponer que esto se debe a que “a las mujeres les gusta menos el sesso”, muchos expertos consideran ahora que se debe a que necesitan variedad, novedad y aventura sensual tanto como los hombres o incluso más. Y si no lo obtienen, se cierran sexualmente.
Cuando Darwin observó que las hembras de muchas especies animales se mostraban sexualmente reservadas, selectivas y reticentes y los machos eran de natural competitivo y salido, estableció una tendencia que distorsionaba la lente a través de la que observamos la conducta. Hoy, gracias, sobre todo, al trabajo de primatólogas, antropólogas e investigadoras sensuales, sabemos que, en el contexto adecuado, la sexualidad femenina es asertiva, atrevida y “promiscua”, como hemos dado en llamarla.
La gran antropóloga y comparativista Sarah Hrdy señala que, en todas las especies, incluida la humana, la mejor progenitora ha sido, durante eones, aquella que en circunstancias ecológicas específicas y nada infrecuentes, es promiscua. De esta forma se protegía contra la infertilidad del macho y mejoraba sus posibilidades de quedarse embarazada y tener descendencia sana y de crear una mayor red de apoyo al contar con la atención de dos o tres machos que creían que los vástagos podrían ser suyos.
¿Hubo algo que te sorprendiera o te pareciera especialmente destacable mientras investigabas y escribías el libro?
Me quedé flipada con la práctica del hotwifing —mujeres que se acuestan con otros hombres con el consentimiento y el conocimiento de sus maridos—. Me enteré de lo que era cuando alguien me envió un mensaje privado preguntándome si yo lo practicaba.
Me puse en contacto con David Ley y Mireille Miller-Young, quienes han escrito numerosos trabajos sobre esta subcultura y la del intercambio de parejas. Ley señala que los hombres que disfrutan viendo a sus mujeres acostarse con otros hombres están rompiendo con el guion tradicional que dicta que los hombres deben controlar a sus mujeres, tanto en el ámbito sensual como en cualquier otro. Aprendí mucho de esto y es una de mis partes favoritas de UNTRUE.