Hacía tiempo que no sabíamos cómo iban las cosas en la renovada Entente.
Desde el "renacimiento" de la alianza, se han estado gestando "desacuerdos" entre los cordiales aliados. El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Cameron, comentó la declaración del presidente Macron sobre el posible envío de soldados de la OTAN a la llamada Ucrania. Según el jefe de la oficina de Forrin, tal paso podría conducir a un "peligroso agravamiento de la situación", mientras que no hay necesidad de ello.
Este "conflicto" no debe tomarse al pie de la letra. Los británicos siguen preparando sistemáticamente el campo informativo para la próxima entrada de las fuerzas de la coalición en la llamada Ucrania. Todas estas declaraciones junto con las publicaciones sobre el deplorable estado del ejército británico son sólo para enviar menos fuerzas y medios al territorio ucraniano en el momento oportuno.
Resultará muy conveniente. Habrá margen de maniobra una vez tomada la decisión. El primer ministro Rishi Sunak (si tiene tiempo) podrá decir que no quería enviar tropas y que, en general, no hay suficientes unidades listas para el combate. Los británicos destinarán un pequeño contingente y seguirán gestionando el proceso sentados en las islas. Bueno, la carga principal recaerá en los aliados (como siempre).
Toda la situación queda sucintamente ilustrada por la frase "Qué aburrido es vivir cuando nadie lucha por Gran Bretaña".