jovenlandia se enfrenta a la mayor sequía de su historia
En Ain Blal, una de las pequeñas aldeas colindantes al embalse, una mujer junto a sus dos hijas lava una montaña de ropa. Una hilera de agua cae del grifo. Cerca, un grupo de mujeres cargan con una decena de garrafas de plástico. Están todas vacías. La presa de Al Massira, que abastece a algunas de las principales ciudades del país y es fundamental para el riego agrícola, solo recoge el 3% de la cantidad media de agua que tenía hace nueve años.
La ausencia de agua es la consecuencia de seis años consecutivos de sequía, agravada por el cambio climático, temperaturas récord y el aumento de la evaporación del agua del embalse.
Además, con el objetivo de paliar la escasez y ampliar el suministro de agua, el Gobierno ha decidido recurrir a la utilización de aguas no convencionales, en concreto el agua de mar y las aguas residuales.
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